Época: UnidadGrecia
Inicio: Año 350 A. C.
Fin: Año 335 D.C.

Antecedente:
Helenización de Macedonia



Comentario

Desde el punto de vista ateniense, la paz de 371 tuvo un efecto similar al que pudo tener la paz de Calias en el siglo V. El final de la lucha contra Esparta representaba ahora, como entonces el final de la lucha contra Persia, la eliminación de los elementos justificadores de la alianza. De hecho, en 365, los de Ceos se rebelan por causa de las prácticas judiciales que obligaban, como antes, a dirigirse a Atenas para someterse a determinados juicios. La rebelión fue reprimida con dureza. Desde 366, Timoteo se dedica a establecer cleruquías en Samos, Sestos y Potidea. Las prácticas imperialistas se imponen de nuevo, sin que parezca haber justificación en la necesidad de luchar contra un enemigo común.
Los comienzos del reinado de Filipo, coincidiendo con el declive de la hegemonía tebana, parecían favorables para la consolidación de la liga como paso hacia un nuevo imperio. En efecto, aprovechando el debilitamiento tebano, consiguió la alianza de las ciudades de Eubea, mientras que, por otra parte, preparaba la organización de las ciudades del Quersoneso como miembros estables de la confederación. Los de Anfípolis parecían hallarse en una situación dubitativa, ante el peligro representado por el expansionismo macedónico, pero Filipo parecía dispuesto a prescindir de ella e incluso, se dice, en un tratado secreto se había mostrado dispuesto a colaborar con Atenas para que pudiera recuperar su dominio. Sin embargo, lo que en el verano de 357 parecía estabilizado se rompió ese mismo año con la secesión de las islas de Quíos, Rodas y Cos, extendida luego a Bizancio y apoyada por Mausolo, sátrapa de Caria. Era el inicio de la guerra social, en la que nada pudieron hacer las tropas atenienses dirigidas por Ifícrates y Timoteo. El movimiento se ampliaba y Filipo aprovechaba la coyuntura para extenderse hacia Pidna e incumplir sus promesas referentes a Anfípolis. Las consecuencias siguieron manifestándose en los años sucesivos, en que Filipo expulsó a los clerucos atenienses de Potidea y se alió con los promacedonios de Olinto, que fueron los beneficiarlos del reparto de las tierras adquiridas. La fundación de Filipos, al otro lado de la zona minera del Pangreo, significó la consolidación del control total sobre su producción y se tradujo en la difusión de la estátera de oro macedónica, con lo que Filipo ya no acuñaba dentro de los sistema argénteos patrocinados por las ciudades, sino que imponía el sistema áureo representativo de la propia monarquía.

En el año 355 acabó la guerra social y el segundo intento de imperio ateniense. Atenas tiene que reconocer la independencia de las ciudades y prescindir de la sýntaxis. Todo ingreso depende ahora de la eisphorá, lo que provoca el conflicto interno. Jenofonte, en los "Poroi", propone el establecimiento de un sistema financiero en que el estado se encarga de proporcionar esclavos para las minas y apoya los negocios de los metecos. Se trataba de una especie de alternativa utópica a la economía imperialista. Las circunstancias favorecen la difusión de actitudes pacifistas como la representada por Eubulo, donde se garanticen los mercados y las actividades del puerto y se ahorra el gasto en tropas mercenarias.